Graus creció a la sombra de sus montañas -tal y como sugiere su etimología (Gradus, paso estrecho)- y junto a sus ríos, y los siglos fueron envolviendo a la villa con un rico patrimonio que fue catalogado como Conjunto Histórico-Artístico en 1.975. Su pasado mercantil se respira en sus construcciones y sorprende a quienes recorren sus históricos rincones.

El origen de la población se sitúa en la época prehistórica, con los asentamientos paleolíticos descubiertos bajo el monte de las Forcas y junto a la confluencia de los ríos Ésera e Isábena, ríos que han determinado la historia y fisonomía de Graus. Paso de comunicaciones entre dos regiones muy diferenciadas, como son el llano y la montaña, Graus ha sido siempre lugar de tránsito y encuentro, lo que se ha plasmado en su urbanismo y edificaciones. Las construcciones han ido surgiendo a ambos lados de ese frecuentado camino, creando un plano urbanístico lineal encajado entre la ribera y las colinas circundantes, que ha variado desde la Edad Media hasta nuestra época, expandiéndose en los momentos de auge socioeconómico vividos en el territorio.

Reflejo de la abrumadora historia de Graus es su barrio más antiguo, el de Abajo o Barrichós, un auténtico viaje al Graus medieval: cristiano, musulmán y judío. El pueblo llegó allí cuando, alejándose el frente de la Reconquista, las gentes de Graus Buscaron las tierras fértiles y los caminos, habitando progresivamente la ladera de la peña, desde el antiguo castillo musulmán, en lo alto, y pasando por el entorno de la iglesia de Santa María. El Barrichós huele a historia. Fundidas con la gran peña vertical, una docena de recónditas callejuelas y placetas se solapan entre sí, y conservan hitos arquitectónicos de su denso pasado en mansiones como las de Mur, Fantón, Torquemada; o la antigua posada de Juan Tallada, último hospedaje de San Vicente Ferrer durante su estancia en la villa.

El siglo XVI otorgó a Graus un tiempo de expansión. La iglesia de Santa María se hizo la Basílica de la Virgen de la Peña que hoy es, de estilo gótico-renacentista; y el pueblo se estiró hacia la plaza Mayor y el Barranco. En la plaza, los poderes nobiliarios y el municipal se esforzaron en competir en bellos edificios como son las casas Heredia, del Barón, Bardaxí, Capucho, o la más antigua de todas, la propia del Ayuntamiento. Bajo sus diversos soportales se han venido celebrando, durante siglos, las ferias y mercados que convirtieron a Graus en la población moderna y abierta que siempre ha sido. Y en el centro de la plaza se viven con pasión las Fiestas Patronales de septiembre, declaradas de Interés Turístico Nacional en 1973. Este sabor y la plasticidad de sus formas y colores convierten a esta plaza recién rehabilitada en uno de los paisajes urbanos más bellos de todo Aragón.

En torno a ella, y desaparecidos o camuflados la mayor parte de los lienzos de las viejas y sucesivas murallas, aún quedan tres de las cuatro puertas principales de entrada a la población. Al sur, Chinchín; al norte, Linés; y al oeste, Barón. Extramuros surgió, durante los intentos de los aragoneses por tomar Graus, la iglesia de San Miguel, hoy parroquial.

Más adelante, en el siglo XVII, el convento de Santo Domingo, junto al Barranco, y que desapareció hace unas pocas décadas; y el colegio de la Compañía de Jesús, en la plaza de su mismo nombre, y junto al que se levantó la iglesia de la orden, hoy convertida en el centro Espacio Pirineos. El Barranco fue flanqueándose de viviendas durante los siglos siguientes, ocupando la carretera durante el XIX y la primera mitad del XX, y expandiéndose en los últimos años al otro lado del río y hacia el norte, en una nueva etapa de crecimiento para Graus.

Además, en Graus existen tres centros museísticos que abarcan diferentes temáticas. Espacio Pirineos es un centro de interpretación sobre la cordillera pirenaica; el Museo de Iconos expone imágenes ortodoxas; y el Museo de Historia y Tradición cuenta la vida del pueblo en el último siglo además de las actividades tradicionales.

Dentro del municipio disfrutamos de muchos y muy diversos lugares de interés, tanto natural como monumental. Rutas por la sierra de Panillo, con el exótico monasterio budista y la ermita románica de San Antón de Pano; el valle de Fantova, con su recinto fortificado y los pueblos deshabitados del entorno; y el valle del Sarrón, con las salinas medievales de Aguinaliu y las yeserías barroco-mudéjares de Juseu, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

El variado paisaje invita a practicar todo tipo de deportes. Excursiones a pie por los GR y PR, rutas en bicicleta de montaña,… sirven para recorrer gran parte del municipio y disfrutar de una completa red de infraestructuras debidamente señalizadas.

Los amantes de la naturaleza y los deportes de aventura tienen en Graus un importante centro turístico, sobre todo, para la realización de deportes acuáticos. Entre ellos destacan la práctica del rafting, hidrospeed, piragüismo u otras modalidades en las tranquilas aguas del embalse de Barasona. La cercanía al municipio del Pirineo, hace de Graus una base para alojarse y poder practicar otros deportes como el esquí, la escalada, el parapente o el barranquismo.

Graus


ARAGON (HUESCA)
Población: GRAUS
Flores: 2